Tan insoportable como yo ante el paladar del catador
hambriento que no sabe que comer por anciedad y teniendolo todo.
Me dispongo a cobrar cada grano de arroz, complice, de un tiempo ya pasado que jamas volvera, y no comí por empacho
Me quito del hombro las gotas blancas, que caprichosas se prendieron en la memoria de un dia de boda
Los pijamas a media noche descubren, de nuevo, granos rodantes e imposibles, que aprovechan mi ras del sueño, para esconderse atrincherados del brusco ademan corporal que solo quiere libertad
libertad y paz
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