EL TIEMPO QUE VIVIMOS

(Para Yankel y Laura)

El tiempo que vivimos solo lo saben las mariposas, con exactitud.

Ese abstracto y concreto antagonismo que dibuja la linea divisoria, donde nos conocimos, donde nos entendimos y creimos y , que mierda,  creémos

El tiempo que vivimos, que suena a pasado y a presente inmediato, es un regalo del verbo, para ti, para mi, para la flaca detrás del espejo, que rie acompañada del café mañanero de la tranquilidad de una virgen que la invita.

El tiempo que vivimos, en pasado, en futuro y preterito imperfecto, no alcanza, por que es tiempo. Tiempo de manecillas terroristas, de verdad, que intentan envolver nuestro espacio, y me acuerdo las palabras de ajenjo, que decian que, justamente, ya no hay tiempo.

Y aunque hayamos aprovechado cada segundo a consciencia. El tiempo nos queda como chompa encogida, de lana, de llama. Que remedio.

Tuvimos la certeza del cataclismo a tiempo, a media vida.

Aún nos queda la redención y la oportunidad de reinventarnos, de nuevo, nuevos. Eso espero.

Ya vimos que el mundo y los motivos avanzan a pasos agigantados, enormes y violentos.

Me niego a pensar en la poesia en estos momentos, donde lo que se dice o se escibe, ya esta pasado de moda, ya alguien se lo sabe de memoria,  y entristece la flojera que rodea, la rabia de la gente que ya no es rabia, y la gente, que cada vez es menos gente. Es la masa de la grasa que escribe en los nichos inconsciente los nombres que hacen falta.

El tiempo que vivimos. Aquí y ahora. Ayer y mañana.

Cómo me hacen falta.